Para nadie es un secreto que el 2023 ha sido un año complejo para muchos desde diferentes perspectivas, los pronósticos fueron acertados en cuanto a la desaceleración de los mercados como un proceso natural de una economía que necesita y debe ajustarse, venimos de una reactivación económica de la cual diferentes sectores obtuvieron un alto rendimiento después de la incertidumbre que nos dejó la pandemia, y es que varias naciones dieron una inyección de alivio a sus economías a través de una baja de interés en la impresión de moneda, otorgamiento de subsidios, bajas de impuestos, entre otros; motivando al mundo entero a que se abriera al consumo y al gasto excesivo sin ser consciente del impacto posterior que esto implicaría.
¡Inflación! Una palabra que hemos venido oyendo a lo largo de nuestras vidas, y que ahora hace parte de nuestro lenguaje cotidiano ¿y cómo no? si el significado de la misma hace parte de la realidad actual, las maniobras aplicadas para la reactivación económica, más otros efectos de la pandemia nos tienen hoy en día apretando el cinturón como se diría coloquialmente, la reactivación ocasionó mayor liquidez, aumentando la demanda de bienes y servicios ante una carente oferta, los precios de los productos empezaron a subir y la moneda circulante perdió valor. Vale la pena mencionar a Estados Unidos como un buen ejemplo y causante de esta reacción en conjunto con la región y otros países con lo que sostiene relaciones comerciales; adicional a las consecuencias que ha traído la guerra en oriente, cuyo lado del hemisferio en simultáneo enfrenta las secuelas de la pandemia.
Los acontecimientos globales no son ajenos a Colombia, por consiguiente hemos sentido el coletazo; el Banco de la República en concordancia con los demás bancos centrales, se vieron en la obligación de aumentar las tasas de interés, como una reacción de control en el consumo, implicando una «desaceleración» controlada de la economía, puesto que con dicho aumento habrá menos flujo de liquidez entre los consumidores y las empresas, lo cuál a su vez supone una disminución en la demanda, equilibrándose en relación a la oferta, con el objetivo de lograr una regulación de precios en un periodo de AJUSTE como normalmente se ha conocido a lo largo de nuestra historia.
Evidentemente no podemos ser indiferentes al panorama político local, el cambio de gobierno y sus reformas han generado incertidumbre en el ambiente, Colombia viene de una tradición política muy marcada y el nuevo presidente se presenta con varias ideas, unas buenas y otras que han generado desconcierto y pánico por la complejidad que supone su ejecución y resultados, generando en muchos casos especulaciones que hacen daño a los mercados y a la economía en general. Así mismo debemos ser fríos y objetivos para evaluar la situación completa y reconocer que el escenario actual no depende estrictamente del nuevo gobierno, también es la consecuencia propia de las eventualidades mundiales no previstas.
Estamos en un proceso natural de la economía, que a la fecha indudablemente se ha venido superando y ajustando para el caso de Colombia puntualmente, lo cuál se refleja en el crecimiento sostenible del PIB en un 3% para el primer trimestre frente al mismo periodo del año anterior, en una supuesta etapa de contracción económica, siendo Colombia el quinto país con mayor crecimiento del PIB en la OCDE, resultando ser muy atractivos para la inversión extranjera, según registra el nuevo récord de inversión extranjera directa (IED) en el país, duplicando la cifra del mes de marzo de US $ 879 Millones a US $1.951 Millones para el mes de Abril, lo cuál evidencia un crecimiento de US$ 1.072 Millones en un solo mes; además de presentar de una disminución del desempleo a un 10,7%, una reducción de 0,5% frente al mismo mes del año anterior cuando la cifra llegó al 11.2%; esto también lo vemos en la disminución del precio del dólar, que para el mes de Mayo del año en curso inició en $4.710 y a finales del mismo mes cerró en $4.393, demostrando que el peso colombiano es la moneda emergente que más se ha fortalecido frente al dólar en el mundo (informes del Banco de la República), estimándose una disminución de su valor a $3.800 para el próximo año. Esto ha reconocido a Colombia a nivel global como una nación con verás a la dirección correcta, según indican líderes de opinión en temas económicos como el premio Nobel de economía 2021 – Joseph Stiglitz.
Estos datos son alentadores y poco a poco se están percibiendo en la recuperación y ajuste de la economía, proyectándonos a una nueva etapa de NIVELACIÓN, para la cuál se aspira llegar entre finales de este año e inicios del 2024.